Iluminado por un sol mediterráneo, muy cerca de la morada de los dioses, nace un nuevo libro de Elsa Cross, El vino de las cosas. Ditirambos, en cuyo título se asoma el dios de la exaltación y la embriaguez: Dionisio o Baco. Cada uno de los poemas que contiene este libro es un canto celebratorio en honor de esa deidad. Sensible y alerta, Elsa Cross halla en cada detalle del mundo natural postrado frente a ella motivos de loor. Y el canto de la poeta, inspirado por el dios, se adhiere al sosegado fluir de un tiempo y un clima clásico, y de una lírica: sus versiones son libres, pero en ellas resuena el timbre del encomio ditirámbico."Todo está lleno de dioses", reza el epígrafe de este libro, y la autora se encarga de corroborarlo con el fino trazado de una poesía que jamás de desborda, que sabe contenerse en los márgenes de la alabanza. Porque, si la divinidad es omnipresente, como lo plantea esta poesía, el asombro que ella suscita debe transcribirse con una trabadísima armonía formal. El vino de las cosas es una brillante muestra de ese equilibrio conquistado entre la maravilla divina y el poema que lo celebra. Este libro forma parte de una trilogía que la autora ha compuesto siguiendo algunos de los géneros de la lírica antigua: la elegía, en Los sueños (1999); la oda, en Ultramar (2001), y el ditirambo en esta nueva entrega. A lo largo de casi cuatro décadas de trabajo, Elsa Cross ha explorado diversos climas geográficos y espirituales, en busca de sus vasos comunicantes, sus espejos y sus transmutaciones y en su recorrido, ha enriquecido notablemente el ámbito de nuestra lírica.