Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
El libro de la decadencia desarrolla cosmogonías fabulosas y mitológicas chinas, épocas de dioses, semidioses, princesas y dragones. En sus páginas el emperador Huang-Ti otra vez construye un observatorio, inventa la flauta, fabrica los primeros ladrillos y nos enseña a hacer casas. Su Emperatriz Lei-Tsu inventa de nuevo la cría del gusano de seda con figuras de pájaros y flores. Todo esto no se lee: se mira y se escucha.El autor se deja sensibilizar por sabidurías lejanas y las expresa con estos poemas. Se siente heredero de civilizaciones aparentemente extinguidas que renacen cada vez que las despertamos: la decadencia aquí nos es debilitante ni erosiva, es un reposo para resurgir. En la forma de caer esta el misterio de levantarse, como el sol decae en el ocaso y reposa en la sombra para amanecer.