Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
No comulgan los poemas aquí reunidos con el tono desobjetivizado, destemporalizado, que hoy predomina en la lírica de nuestro país. La principal virtud de Castañón se funda, por el contrario, en la machadiana voluntad de que la poesía sea palabra esencial en el tiempo, esto es, tiempo en profundidad: aquí y ahora, sus inquietudes y sus angustias, sus esperanzas y sus temores recogen el momento que le ha tocado vivir y en esa medida se nos revelan como un claro reflejo de la condición del hombre.A este poeta todo lo humano le queda próximo: las calles de todas las ciudades, las ciudades mismas, su hermosa, sorprendente igualdad; la comida; los cosméticos; la amistad; el amor, árboles y jardineros, vacas y pericos; montañas, niebla y lluvia, religiones y mitologías; la política, el poder, la injusticia y, en resumidas cuentas, la poesía misma, sustancia y sombra de todas las cosas.Adolfo Castañón (ciudad de México, 1952), se ha distinguido como editor, traductor y ensayista de impecable rigor. Es autor de numerosos libros, entre los que destaca su Arbitrario de la literatura mexicana, obra de referencia necesaria.