Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
En ese gran festín en el cual participan por igual dandys y adúlteras, drogadictos y homosexuales, misóginos y libertinos, snobs y oficiantes de misas negras, no hay lugar para el concepto burgués de la virtud. Sin excepción, los personajes concovados en este libro responden al apelativo de "decadentes", como los llamaron en ciertos medios o "malditos", como lo hicieron otros; Max Nordau, el más compulsivo gendarme de la higiene moral de la época, los confina a todos, sin misericordia alguna, en esa vasta cárcel que tituló Degeneración.