¿Por qué un periodista que consagra sus horas de libertad a la historia social ha tenido el capricho de anotar sus conversaciones con Rufino Tamayo? No es esto mucha pedantería?Como el lector tiene perfecto derecho de hacerse estas preguntas, el autor quiere contestarlas para evitar de antemano equívocas y malas interpretaciones.En México, por una serie de circunstancias -Que Tamayo aclara mejor que nadie en el curso de estos coloquios- , las cuestiones artísticas se han injertado en las cuestiones sociales y, con ello, se han convertido, en cierto modo, en tema de especialidad.La oportunidad de publicar estas notas, fue evidente. El mundo artístico mexicano se halla, en cierta manera huerfano de experiencia. Ha vivido, durante décadas, aislado en el mundo por una muralla de frases hechas, por tal motivo he aquí el derribo de esas murallas de la mano de los coloquios entre ellos de Tamayo.