Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El tercer volumen de Dramaturgos de Tierra Adentro, a cargo de Ricardo Pérez Quitt, compilador de los volúmenes anteriores, reúne siete obras de un mismo número de jóvenes autores de breve pero sólida trayectoria. En estrecho contacto con los escenarios, los actores y las representaciones, Marco Polo Rodríguez, Jorge David Muñoz, Aída Andrade, Juan Manuel García Belmonte, Concepción León, Daniel Serrano y Alejandro Román forman la septena de autores seleccionados. Ellos muestran, y en algunos casos de manera destacada, la vitalidad que caracteriza al teatro mexicano actual. Cada quien desde su horizonte personal, desde su propia actividad teatral, e independientemente de cualquier vinculación entre sí, estos jóvenes dramaturgos proponen diversos intereses y estilos que muestran una diversidad de planteamientos estéticos y humanos. Si bien a mitad del siglo XX el teatro mexicano llegó a consolidarse con un moderado impacto social, las jóvenes generaciones de dramaturgos, con todo y esta respetable herencia que les da identidad, tienen que enfrentar un mundo cambiante, en los primeroa años del siglo XXI, a fin de multiplicar sus potenciales creativos dirigiéndolos hacia el sentido de la vida de nuestros días, como base para establecer un arte crítico y de mayor complejidad. Esta riqueza es la que ha querido resaltar el compilador del presente volumen.