Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En Susurros de la memoria el pensamiento hace un viaje a los recovecos de la evocación. Los recuerdos son resonancias de lo transcurrido. El hoy y el ayer se transitan paralelamente, se funden en la escritura; melodías del pasado reúnen en el presente. El poeta también reúne dos infancias, la propia y la de su hijo.También laten entre los versos la añoranza, el dolor, la soledad: tardes bonaerenses, amigos desaparecidos, la inolvidable Plaza de Mayo: el recuerdo guarda heridas. "Como una ética asumida sin más aspaviento que el que atrae su hondo sentir poético, Eduardo Moches emprende un viaje a la memoria, que es su memoria personal. Sabe que en estos tiempos de verdad pervertida y de hechos terribles consumados a la luz de la evidencia, la memoria es un botín precioso. La lección de Mosches es la conciencia entregada al lector de que para devolver la memoria es preciso un largo recorrido".