Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En este libro de ensayos Michel Frizot nos invita a analizar que distingue a la fotografía de otras disciplinas o artes, como fue bautizada esta, practica, cuáles han sido las comparaciones desafortunadas entre el ojo humano y la cámara obscura, que es lo que aporta el negativo al lenguaje fotográfico, cuáles fueron las imprecisiones que cometió Walter Benjamín al escribir sobre el medio (pocas veces señaladas y aquí refutadas), cuando puede considerarse que estamos ante una falsificación de una fotografía y, en fin, los usos culturales, el imaginario, las confusiones y los malentendidos que han acompañado al dispositivo fotográfico desde su nacimiento hasta el auge de la fotografía digital. Para Frizot, estudiar la producción de una foto es indispensable para descifrarla: la fotografía es una imagen técnica a la vez sofisticada y defectuosa, que debemos diferenciar de otro tipo de imágenes, ya que esta es resultado de la acción de la luz sobre una superficie sensible, de un proceso de producción que involucra un dispositivo óptico, de motivaciones y circunstancias específicas, así como de la percepción de un espectador que proyecta en ella sus recuerdos, afectos y experiencias. El imaginario fotográfico nos permite comprender la esencia de un arte que de Niepce a Mari Ray e incluso en las fotos anónimas o tomadas por aficionados ha manifestado su inmensa fuerza expresiva, a la vez que ha demostrado su capacidad para determinar la manera como percibimos el mundo a través de ellas.