Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Toda novela es pr definición cruce de vidas, el espacio que se genera cuando los tiempos por venir y pasados brillan en la página presente. SIn embargo, en Las muertes paralelas este tejido se radicaliza porque los destinos y los recuerdos, las pesadillas y los placeres, pero sobre todo la vida de los cuerpos de todos los personajes confluyen en uno solo.Tomás Ugarte es un ejecutivo de publicidad que al cumplir cuarenta años acepta el fracaso de su matrimonio, el agotamiento de sus rutinas de trabajo y el irreversible inicio del deterioro de su cuerpo.Decide darse un año sábatico, camiarse a vivir a un barrio bohemio, acaso viajar. Quiere cambiar de vida. Pero el cambio que le acaece es mucho más profundo de lo que planea, desea o incluso teme. Antes que conocer a los démas personajes, Ugarte los es, los vive.Este libro de Sergio Missana se desarrolla en una frontera sumamente inquietante pero también plena de compasión, entre la suspensión del yo, y el yo del otro, del huésped que deja de serlo y se instala -gracias a lso poderes constantes de esta prosa- como una realidad definida precisamente en la torsión entre aceptar al otro plenamente y el intento de no abandonarse.Toda novela es unpliegue en que lo contingente deviene necesidad. La novela es el nombre de la superficie plegada que nos muestra cómo la casualidad es un nombre tentativo de la casualidad. La extraordinaria apuesta de esta novela -líneas paralelas que violan su acompañamiento equidistante y se tocan en nudos donde se rompe la linealidad del tiempo- refresca la maravilla de la novela y nos hace celebrar un nuevo libro de este autor ya imprescindible en América Latina.