Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Este homenaje a Eulalio González Piporro, chula nostalgia, recuerdo y memoria histórica cultural, encarna, al ser inventado, un reconocimiento de la herencia de los que habitamos México: con la embestida siempre dispuesta, con un reírnos de nosotros mismos, con el doble filo en el talante y la voz, con la nueva forma en que reconocemos todo esto de atrás y desde aquí para hacerlo nuestro. Y lo hacemos desde la voz de escritores, pero también de los ilustradores, de los historiadores, de los cineastas, de los amigos; voces de más y menos años, ojos de brillos muy brillantes: a todos ellos hemos invitado a trazar, desde su particular lenguaje, al Piporro de su cosmos, orquestando así una cadena de pensamientos: no poner en papel, sino inventar universos para hacer sonar entre todas sus voces un coro que reescribe esta historia cantando ¡Ajúa!