Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Durante sus últimos años, Tomás Segovia, autor reacio a las entrevistas, dio sin embargo algunas memorables a sus ávidos interlocutores, la mayoría de ellos escritores y artistas, que sostuvieron un diálogo fructífero con él, y que en conjunto fueron una manera de "apalabrarse", de establecer un compromiso, un acuerdo, un entendimiento. Las principales reflexiones presentes en su obra --el oficio de poeta, el compromiso con la realidad, la ideología de la modernidad, el romanticismo como piedra de fundación, las contradicciones del mundo contemporáneo-- se dan cita en estas páginas como una manera de refrendar su vocación de ciudadano del mundo.