Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿Por qué algunas culturas avanzan y otras no?La vida es movimiento y la dirección de este movimiento es hacia arriba. Si todos debemos movernos para sobrevivir, vale la pena preguntarse: ¿qué factores de nuestro entorno nos impulsan a movernos y cuáles, por el contrario, nos detienen? ¿Por qué algunas personas tienen la oportunidad de moverse hacia donde quieren y otras no? ¿Por qué ciertas sociedades evolucionan y otras no? Para responder a estas interrogantes, los autores del libro estudiaron los códigos culturales y el comportamiento Bio-Lógico de 71 países para desarrollar un índice de que permite medir la movilidad social dentro de estas sociedades.Andrés Roemer y Clotaire Rapaille señalan que las culturas más exitosas son aquellas que han sabido preservar los mejores aspectos de su tradición, al mismo tiempo que han estado dispuestas a innovar y buscar nuevos horizontes. Se trata de sociedades abiertas al cambio y sin temor al statu quo. Otra clave del éxito evolutivo de las sociedades es el equilibrio entre el aspecto biológico (determinado por cuatro factores: supervivencia, sexo, seguridad y superación) y el aspecto cultural. El reto, concluyen los autores, es aprender a armonizar nuestros instintos (nuestro cerebro reptiliano) con nuestras emociones (nuestro cerebro límbico) y nuestra lógica (el neocórtex).