Hay historias tan terribles que quisiéramos que nunca se contaran, pero sobre todo desearíamos que no hubieran sucedido para que no fueran historias. Ésta es una de ellas. Se narra aquí para que no se repita, para conjurar los hechos del pasado que se reproducen en el presente de muchas personas y para que los niños estén a salvo de la violencia de este mundo, del mundo que han creado los adultos. Las ilustraciones y la edición de Fernando Magallanes ofrecen una lectura paralela al texto. A lo largo del libro se inculca en el lector la empatía por los más débiles, al tiempo que se busca formar en él una conciencia de la muerte y desarrollar su memoria histórica.
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