El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Resulta sorprendente el interés de los escritores latinoamericanos por la Segunda Guerra Mundial, fruto de la influencia del gran Roberto Bolaño, que contagió esa fiebre a escritores como Patricio Pron, aunque Borges ya había iniciado el camino.
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