Ensayos de homenaje en el primer centenario del nacimiento del filósofo español, que abordan diversos aspectos de la obra de Ortega. Los cuatro trabajos dibujan con rigor algunos de los horizontes centrales del quehacer filosófico hispánico en el mundo actual.
Para que el olvido no se haga memoria lanza el autor al viento las palabras, se planta en la infancia y enumera Abuela, Padre, Madre y la escenografía, el dolor, la angustia, los aromas. Un repaso febril y valeroso a su genealogía, un hacer cuentas con el pasado para poder seguir viviendo. Profusa adjetivación en la terminología propia de su terruño, bella sonoridad rotunda de los localismos que utiliza como conjuro para volver desde éxodo.
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