Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En referencia directa a los discursos pronunciados por Cicerón, Juan Montalvo escribió doce ensayos en los que denunció las acciones de Ignacio Veintemilla, entonces presidente de Ecuador y responsable de innumerables robos y asesinatos. La forma en que el dictador dispuso del dinero público como propio, sus continuos vicios y abusos de poder, así como la poca educación con la que contaba, quedan expuestos en las palabras directas y sin mesura que el autor le dirigió a quien consideraba un simple malhechor; en comparación irónica con otros tiranos de nuestra historia. De esta manera, anunció la necesidad de realizar un cambio sociopolítico e increpó no sólo a quienes apoyaban o se servían del régimen, sino incluso a los que, con su anuencia, permitían que éste siguiera su curso, pues estaba consciente de que "cada pueblo tiene el gobierno que merece", y reconocía la importancia de poner un alto al derrumbe hacia el que se dirigía su país. Estas disertaciones, publicadas como artículos independientes entre 1880 y 1882, arrojan una mirada inconforme sobre la realidad ecuatoriana y nos invitan a evaluar la nuestra.