Este libro ofrece una fascinante narrativa sobre los turbulentos acontecimientos en las localidades rurales mexicanas de 1750 a 1850, durante la difícil transición de un sistema monárquico corporativo a un orden constitucional basado en la ciudadanía individual. El nuevo Estado se mostró incapaz de salvaguardar el territorio nacional y, aún más, las libertades que tanta sangre costaron en las guerras independentistas. El campo experimento un creciente ciclo de violencia, marcado por levantamientos que se volvieron más frecuentes, más intensos y de mayor duración, culminando en las llamadas Guerra de Castas de la Huasteca
