Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Dividido en dos partes (Mundo flotante y Ley del paisaje), que son también dos maneras de considerar la realidad desde la mirada poética, este libro da forma a una serie de obsesiones que entrelazan hábilmente vida y literatura, erudición y vitalismo: el afán erótico, el arte de la traducción, el contrapunto entre lo minúsculo y lo abisal, cierto orientalismo cultivado y entendido como ampliación del rango de sensibilidad, el juego de máscaras como parte inseparable del recuerdo y la nostalgia. Estamos ante una escritura poética de madurez, que revela un pleno dominio estilístico y donde se entrelazan formas clausas (notablemente, el soneto) con el verso libre de manera fluida, en busca de una suerte de esplendor doméstico que es también un paisaje metafísico.