Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
El libro reúne los dos poemarios más reconocidos del peruano César Vallejo, quien logró ir más allá de su época al plantear una poesía desgarradora e intensa, repleta de una significación latinoamericana que, si bien se acerca al modernismo y al simbolismo, se establece como algo distinto y propio al desarticular la sintaxis y desentenderse de las normas de la lógica, así como al utilizar una técnica y un lenguaje renovados que dan lugar a imágenes y metáforas poco usuales.
En Los heraldos negros (1918), el autor escribe sobre la mujer, la ausencia de Dios, la nostalgia por la infancia, y la muerte como un destino infalible que dota a la vida de un sentido absurdo al ser un continuo vivir para morir. Sin embargo, deja también un lugar a la solidaridad cuando, en algunos de sus versos, se hermana con aquellos que sufren y rescata los motivos andinos al hablar de su tierra.
El desarraigo y la angustia del poeta también se perciben en Trilce (1922), libro que escribió durante su estancia en prisión, y en cual rompe más abiertamente con lo convencional y ofrece una superación estética en las letras de la zona al crear una poesía a la vez universal y personal que, con aparente incoherencia, juega con el lenguaje, creando neologismos y traspasando las fronteras conceptuales en un tenor altamente poético que, si bien fue acogido con indiferencia en su tiempo, ha sido valorado por las generaciones posteriores hasta colocar a Vallejo como uno de los más valiosos expositores en la materia.