Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Pedazos de mí mismo es una introspección desgarradora. Un ejercicio lúdico e irónico que pone a prueba la pericia del lector. Las confesiones se vuelven dagas de doble filo. Cada esquirla encierra más de una trampa, más de un abismo. Ricardo Sevilla, maestro del sarcasmo, de la pifia y del escarnio, aprovecha la brevedad del aforismo para explotar al máximo la sugerencia, la evocación y, sobre todo, los malentendidos de la implicación. Disjecta membra de un autor que sabe desprenderse de su intimidad para zaherir(se) con ella. El lector es una pieza irregular que tendrá que amoldarse a este rompecabezas. Estás páginas, como todas las que valen la pena, fueron escritas con bilis. Un libro incómodo que terminará por fastidiar a más de uno.
Hiram Barrios