Internet no es una idea, no es un reflejo del mundo, no es un suburbio que sabemos que existe, pero no visitamos. Es un lugar tan real como la habitación en la que estás sentado, un vehículo tan concreto como una bicicleta y una herramienta tan tangible como un martillo. Igual que aquello que tomamos con la mano o medimos con nuestros pasos, puede servir para construir cosas maravillosas o para ejercer la violencia más aberrante, como escenario de lo mejor y de lo peor que somos capaces de hacer los humanos, pero a diferencia de los objetos simples, la red de redes está construida de formas complejas y casi siempre opacas. En este libro, Alejandro Pisanty retira el velo de Internet para mostrar cómo está diseñado, con qué lógicas técnicas, políticas, éticas, legales y psicológicas nos da tantas cosas que queremos y tantas otras que no sospechamos, y nos enfrenta a esos que somos y actuamos en línea, con la idea de que nos volvamos consumidores críticos del que tal vez es el producto más complejo y sofisticado de todos.