Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Evocando la Cuernavaca de los años treinta -la Quauhnáhuac de Bajo el volcán-, la ciudad y las personas que la convirtieron en el objeto de fascinación de Lowry, el autor penetra en la compleja personalidad de aquel otro autor y documenta cada uno de los acontecimientos incorporados a la novela para desentrañar el secreto máximo de la escritura