Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Los seis relatos que componen este libro están ambientados en las islas del Pacífico Sur, que fueran visitadas a menudo por Somerset Maugham. Por ello, sus descripciones del entorno natural y los paisajes son muy precisas y sobrecogedoras. Así, ya sea en las islas de Samoa, en Tahití o en Honolulu, en todas las historias se desarrolla una tensión entre la cosmovisión y el estilo de vida de los nativos y el de los hombres blancos, que en realidad funge como trasunto de una confrontación más esencial: la de Oriente y Occidente.Sirviéndose de este trasfondo, Maugham narra con maestría historias políticas, de ambición económica frustrada, de amores inconclusos o no correspondidos en las que la constante es su capacidad de desnudar las más elementales pasiones humanas, las que conducen al hombre a obtener sus mayores satisfacciones... y también a sus mayores desgracias.