Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Oliver Sacks evoca en este apasionante libro de memorias su niñez en Inglaterra. El ruido que hace al caer una pequeña barra de tungsteno será la llave proustiana que abra las puertas del recuerdo. Durante la Segunda Guerra fue enviado a un internado que resulta ser un dickensiano infierno de hambre y penurias. Cuando regresa a Londres, Oliver encuentra su personal salvación en el absorbente mundo de la ciencia, con el que consigue dar otra vez orden y sentido a su vida. Lo inicia su tío Dave, el «tío Tungsteno», dueño de una fábrica de bombillas eléctricas. Y así, totalmente absorto en la física y la química, se construye su peculiar paraíso intelectual.