Todo comienza en 1910, cuando Clarence Wilmot, un pastor presbiteriano de Nueva Jersey, pierde primero la fe y luego la cabeza por el cine, y se convierte en vendedor de enciclopedias. Con él empieza la saga de los Wilmot y sus querellas con Dios. Teddy, su hijo menor, si bien es consciente de que para ser un buen ciudadano norteamericano debe salir al mundo y competir, decide quedarse en su pequeña ciudad y casarse con Emily, joven metodista con una deformación en un pie. De este matrimonio nace Essie, para quien no existe la desilusión ni el miedo y que, convencida de su propia perfección, acaba en Hollywood, donde por un tiempo se convertirá en una pequeña diosa de la pantalla. Y es que, para Essie, Dios no es sino una benigna presencia celestial dedicada a satisfacer sus deseos. Pero ¿qué le espera a Clark, el hijo que Essie ha descuidado, cuando, desafiando a sus antepasados, cae en manos de una secta?