Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
A sus veintiún años, el soldado Bartle es enviado a combatir en la guerra de Irak, junto con un compañero de dieciocho años, el soldado Murphy, de quien se hace cargo desde el comienzo. Narrada a través de los ojos de Bartle, Los pájaros amarillos cuenta de primera mano el sinsentido de una guerra librada bajo un sol feroz, combatiendo a un enemigo ubicuo, en ciudades convertidas en fantasmas. Entre muchas otras cosas, la guerra le roba para siempre a Bartle su presente, ya que vivirá atrapado por los recuerdos terroríficos que lo atormentan, intentando comprender acciones que a la distancia ya no le parecen ni suyas ni de nadie más. Los pájaros amarillos ha sido comparada a grandes novelas de guerra como las escritas por Ernest Hemingway, Erich Maria Remarque, Norman Mailer y Tim O'Brien. Kevin Powers combina el conocimiento que sólo se adquiere en carne propia con una prosa elegante con descripciones poéticas, que provocan que el lector se transporte al campo de batalla, y viva la guerra de Irak como algo más real que la crónica periodística más cruenta que jamás haya leído.