Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La voz de Nueva York recoge una decena de relatos, en su mayor parte inéditos hasta la presente en castellano, escritos por William Sidney Porter, más conocido por el seudónimo literario de O.Henry. En ellos, el sagaz periodista que es O.Henry utiliza su prosa más ácida y brillante para mostrarnos cómo era la ciudad que estaba convirtiéndose en la capital del mundo. Los habitantes de la Gran Manzana aparecen nítidamente retratados en una serie de historias que van desde el costumbrismo hasta la crítica del ambiente literario, desde el cuento policial al relato ambientado en la vida social. Todo ello con una capacidad para desvelar las contradicciones y grandezas de los neoyorkinos que ha creado escuela entre los escritores norteamericanos posteriores. Actualmente O.Henry está como uno de los maestros del relato de ese país, y sus típicos finales sorprendentes crearon una escuela que ha influido en numerosos escritores posteriores.
La traducción de los relatos reunidos en este volumen, realizada por María Teresa Sánchez Montesinos, ha intentando preservar el estilo atrevido de la prosa de O.Henry, sus juegos verbales y las continuas alusiones que realiza a la cultura de su época.
Con un excelente sentido del humor, una mordacidad llena de chispa y una envidiable soltura, O. Henry escribió numerosos cuentos llenos de encanto, dentro del orden establecido y, digámoslo así, "para todas las almas" como el celebérrimo Regalo de reyes.
(José María Guelbenzu, Suplemento Babelia de El País)
Allí donde Mark Twain fue principalmente un novelista, sin embargo, O. Henry escogió el cuento, del que se convirtió en un maestro, al punto que el premio más importante para cuentos en inglés lleva su nombre.
(Patricio Pron, blog El Boomeran(g))