Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Teñido de la ironía y de la peculiar visión del mundo propias de Mark Twain (1835-1910), Los diarios de Adán y Eva es un breve y delicioso librito que reúne dos obras afines que ahondan en el eterno contraste entre hombre y mujer, en sus distintas sensibilidades, en sus maneras de enfrentarse a la vida y de manejarla. Aunque atados, inevitablemente, a ciertos estereotipos, bajo los textos late, asimismo, una manifiesta corriente de ternura. Y es que, si es muy plausible que Twain escribiera el Diario de Eva (1905) a modo de póstuma declaración de amor a su mujer Olivia Langdon, también lo es que modificara en consecuencia, como sugiere su colofón, el anterior Diario de Adán (1892).
Edición ilustrada