Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Lorenzo escribe lo que vive, lo que ve en una ciudad vigilada por helicópteros y habitada por personas que no existen si no tiene cédula. El sistema intenta controlarlo todo, desde los semáforos hasta la loca idea de que existieron los árboles. En una ciudad desbordada donde los congestionamientos duran días, Lorenzo encuentra a María. También encuentra la desconfianza, la soledad, la muerte.