Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Lo dijo un célebre crítico literario: lo único que puede contarse es un viaje o un crimen. El circuito interior cuenta las dos cosas. El libro es la crónica del duelo del escritor y periodista estadounidense Francisco Goldman tras la muerte de su joven esposa en 2007, y de su inaudita y última estrategia para dejarlo atrás: aprender a manejar en la Ciudad de México. Que pronto se revela, además, como un personalísimo manual para manejarse en una realidad aún más intrincada y caótica que las calles del D.F., la actualidad mexicana. En la tradición de la gran crónica apegada al terreno, dispuesto a seguir las curvas de una ciudad de prodigios y catástrofes, aferrado al volante, Goldman elabora su propio duelo, pero también el de todo un país, al tiempo que rememora algunos acontecimientos y hechos de sangre emblemáticos del pasado mexicano reciente: los feminicidios de Ciudad Juárez, la represión de los campesinos de Atenco, el movimiento #YoSoy132, entre otros.