Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Existen pocos libros en la literatura mexicana con la mordacidad y la elocuencia de Bestiario. En cada una de sus viñetas de efecto lapidario, en los trazos de su estilo, en los vuelos de su ingenio y en la oportuna agudeza de su erudición aparece el narrador impecable que fue Juan José Arreola (1918-2001). Sus páginas conjugan su pasión por el ensayo breve y el poema en prosa. Sus imágenes no son menos evocadoras que las del célebre Manual de zoología fantástica de Jorge Luis Borges, ni menos naturalistas que los fabulosos inventarios que se han creado en torno al reino animal.