Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En Capricho de la reina Jean Echenoz reúne varios relatos previamente publicados en revistas de arte y proyectos diversos, como una publicación teatral. Son siete cuentos que nos transportan a siete lugares: un parque, un puente, el fondo marino, Suffolk, Mayenne, Babilonia y Le Bourget. Siete historias en las que veremos desfilar al decrépito y heroico almirante Nelson, vencedor en la batalla de Trafalgar, o al obsesivo ingeniero de puentes Gluck; en las que seguiremos el trazo de la pluma de un escritor que dibuja una exquisita panorámica de la campiña de Mayenne, y nos acercaremos a las estatuas de los jardines de Luxemburgo en París. Se trata de «caprichos», tal vez por su aparente arbitrariedad temática. Pero entre pieza y pieza descubrimos un hilo invisible que los engarza, y no es otro que el impecable estilo de un escritor que construye con las palabras justas y la precisión de un miniaturista un espléndido conjunto de grandes relatos.