Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Mi padre estuvo 40 años callado como una tumba, intentando no decir una palabra más alta que otra. Esta es la historia que me contó mi padre una y otra vez, hecha de trozos y retales, de piezas que no encajan, pero que yo sé que es cierta, y así voy a intentar contarla, dándole a mi padre una voz. Una voz que cuenta una parte de la historia cada vez más olvidada, pero que los que la vivieron no la olvidarán jamás. Miguel Gallardo