Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Por esto, todos los profetas tuvieron acierto, y se desgraciaron cuando estaban desarmados». (Maquiavelo). Esta afirmación de Maquiavelo en El Príncipe sugirió al historiador y biógrafo Isaac Deutscher el título de su clásica y monumental trilogía sobre Trotsky (El profeta armado, El profeta desarmado, El profeta desterrado), cuyo primer tomo fue publicado en inglés en 1954 por la editorial de la Universidad de Oxford, y en castellano en 1966 por editorial Era de México y en el 2007 por Lom ediciones.