Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
En varios de los relatos la imbricación de la madre y la muerte da pie a un tratamiento trágico; se trata, pues, de la presencia de una madre devoradora del alma del hijo, una manifestación de los impulsos enemigos que existen en toda experiencia de maternidad y que la sociedad busca esconder. En otros casos se explora la ausencia de la figura materna y sus secuelas psicológicas en individuos confrontados interiormente por esta carencia. Cada cuento tiene una muerte como centro gravitatorio más que como punto final; en torno de esa muerte la propia, la de la madre, la de la hija, la del hermano, la del enemigo los personajes se ven lanzados a un proceso de transformación psicológica, base de la trama de cada relato.