Como en el el taitiju ese símbolo arquitípico del teoísmo en el que los contrarios se juntan sin mezclarse sin mezclarse, en este volumen Francisco Segovia reúne dos poemas diversos en sus formas y discurso, opuestos en su flujo y extensión, y sin embargo, signados ambos por el misterio de la revelación y el
rigor de un poeta en la cima de su madurez.