El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Ésta es la era de los milagros. Ya pasó el día de los negociantes asesinos, los maniáticos sexuales están en el limbo. Los osados artistas del trapecio se quebraron los cuellos. Estamos en un tiempo de maravillas en que nuestros científicos, sufragados y animados por los grandes sacerdotes del Pentágono, dan instruciones gratis sobre las técnicas de la destrucción mutua y total. Créanme, no hay nada limpio ni saludable, ninguna promisión en estos tiempos de maravillas