Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Carbones animales la historia de tres hombres vinculados por el fuego el bombero Ernesto Wesley, su hermano Ronivon, incinerador de cadáveres, y Edgar Wilson, minero del carbón. Los tres malviven en un lugar que podría estar tanto en Brasil como en cualquier otra parte, siempre que sea tierra arrasada; durante una época que podría ser cualquiera, siempre que todo esté acabado o a punto de acabarse. En ese tiempo y lugar, la energía se obtiene del carbón mineral y los cadáveres, los oficios son violentos o alienantes y la vida es una serie de reacciones donde el futuro no tiene ningún papel. En ese paisaje desolador, Ana Paula Maia es capaz de construir una novela profundamente lírica y humana, un drama corregido por un humor incendiario y cargado de imágenes casi cinematográficas