Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Un colorido tapiz imanta esta novela de vuelos y vertiginosas transiciones apunta su relato como una caja de sorpresas donde conviven la voluntad y el azar en escenarios cambiantes (Austria, Holanda, Francia, Marruecos, México, Estados Unidos), con personajes y situaciones que se intercalan o disuelven por la gracia de lo inesperado y reverberan a través de un estilo proclive a los efectos o destellos impresionistas. Novela digresiva o derivativa, convina materiales de todas las texturas bajo la certeza citada del Corán de que nada nunca está terminado. En mi escritura señaló Anais Nin he buscado desenmascarar al ser profundo que se encuentra oculto tras el ser que mostramos al mundo. He escrito sobre artistas (hay muchos en Collages) porque su libertad personal es más grande. No obstante sus neurosis, ellos saben cómo crear sus vidas y transformar la realidad Roberto Diego ortega