En Los sucesores dos primos distanciados por la vida vuelven a encontrarse; mientras uno se quedó en México a rumiar su mediocridad, el otro triunfó en el extranjero, y deben despejar viejos misterios familiares y aclarar alguna traición pendiente. En Yo soy Fontanarrosa, un escritor de libros juveniles es arrestado por orinar una escultura de Juárez, pero antes de ser encerrado juega un partido de futbol en el equipo de los policías, con resultados desastrosos. En El mal fotógrafo, el protagonista se da cuenta de que su padre, antes de abandonarlo a él y a su familia, los fotografiaba constantemente; las fotos encontradas en una maleta son una narración desenfocada y torpe de un desapego que concluyó en el abandono.