Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
La intuición propia de un policía para adivinar un delito, unida a la perseverancia de un cazador cuando persigue una buena pieza, parecen ser las dos facultades fundamentales que posee Hervás para resolver los enigmas que presenta el espacio que utilizó Goya en los años finales de su estancia en Madrid. Merece la pena leer y tener en cuenta sus conclusiones.