Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En un futuro distante la Tierra ha perfeccionado los viajes espaciales y comienza una era de exploración interestelar. Científicos e historiadores crean una organización que se dedica a viajar a diferentes planetas habitados por seres humanos menos desarrollados para estudiarlos y encausarlos hacia el progreso. Antón, un historiador, es enviado al reino de Arcanar, una civilización feudal del medievo. Allí adopta la identidad de don Rumata, un noble pomposo y engreído. Si bien la teoría dicta que la sociedad está en vías de desarrollarse y entrar a una era de iluminación, la práctica refleja otra realidad: está tomando un rumbo contrario en el que las artes y la ciencia son censuradas y perseguidas. Rumata entonces debe salvar a todo aquél que tenga potencial de mejorar Arcanar, sin revelar su identidad. Conforme convive más con su objeto de estudio más disminuye su objetividad científica, pierde su propósito e incluso encuentra el amor en una joven pueblerina.