Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Ya que antología personal me parece un término que hay que reservar a los autores de probada trayectoria, prefiero ver La piel insomne como una suerte de director s cut, un ajuste de cuentas con ciertos escritos entre 1987 y 1993 y repartidos en tres libros. ¿Para qué reescribir? ¿Para qué enfrentarnos y luchar con ese otro que fuimos en una etapa anterior de nuestro proceso escritural? ¿Se altera el espíritu de los textos cuando los pasamos por el filtro del aprendizaje literario.