Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
La infancia de Ernesto termina con esa noticia, a los doce años, un día que regresa de jugar en el bosque de La Habana. A los ojos de los demás se ha convertido en el hijo de un héroe enviado, como tantos otros cubanos, a la guerra de Angola. Bajo el peso de esa responsabilidad, Ernesto comenzará a percibir la contradictoria realidad de la Revolución y a indagar obsesivamente sobre el largo periodo de la presencia cubana en África
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