El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Jugar a ser Dios es cosa fácil, pero tiene, para todos los involucrados, creadores y criaturas por igual, un alto, altísimo precio que entre todos pagamos tarde o temprano. Frankenstein nos hace ver y comprender magistralmente. Una criatura que ha sido engendrada con restos de cadáveres descubre que ha sido cruelmente engañada por su propio creador. Esta traición le será insoportable y provocará la espiral de violencia con que la novela se encamina, con renovada intensidad, hacia su desolador desenlace.