Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Este libro proviene de muchas exploraciones que tenía cuando empecé a escribir y que, luego me di cuenta, querían mostrar una versión de la mediocridad en la que siempre nos instalamos por confort o por cansancio. El hombre que juega a los boletos de Oro Raspadito era yo, que al salir de la oficina intentaba ganar algo para salir del trabajo tan pesado que tenía en esa época; el personaje que juega al solitario en el cuento de Bandidos era yo, que había conocido por esa época a una chica y le contaba de los libros que leía. Cada uno de estos cuentos tiene algo muy mío, no tanto en las acciones hechas por los personajes o en que lo narrado me haya sucedido por entero, pero sí una visión de la tristeza y el fracaso son muy reconciliables cuando pasan por el tamiz de lo literario.