Omar sale de su escondite debajo del camastro y encuentra el cadáver de Catalina, su querida; encima, yace a su vez el cuerpo aún humeante de quien en rigor era su novio: el Mariachito, líder del inservible pero pudiente sindicato ferrocarrilero. Aún incrédulo de no ser el amante muerto, sabe que su única oportunidad de seguir vivo es su pasaporte español, por lo que decide huir a Madrid antes de que la venganza del Concho, perro guardián del occiso, lo alcance. Décadas atrás, su abuelo Yago también se vio forzado a escapar junto con su familia a México tras la derrota republicana en la Guerra Civil. Ahora la única esperanza es la Madre Patria.