Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Entre la imagen del coronel victorioso y la figura del dictador en el exilio, el régimen de Porfirio Díaz ha estado rodeado por claroscuros que difuminan los perfiles y los matices de una época de profunda transformación en la historia de México, que suscita las más encontradas interpretaciones. La obra de José C. Valadés, uno de los historiadores mexicanos más originales del siglo XX, se caracteriza por su empeño en reconstruir la vida de personajes marcados por el denuesto de algunos historiadores (Lucas Alamán, Antonio López de Santa Anna, José María Gutiérrez de Estrada), para ir más allá de los prejuicios ideológicos.
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