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Warning: pg_fetch_array() expects parameter 1 to be resource, boolean given in /var/www/html/modelo/model.php on line 2739 Senda de Aristóteles, La
Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Una actualización del pensamiento artistotélico y cómo emplearlo hoy en día, dos mil cuatrocientos años después, para cambiar nuestra vida. En el siglo IV a. C., Aristóteles funda en Atenas su escuela, una versión muy mejorada de la Academia platónica, donde él mismo estudió en su juventud. Desde ese auténtico centro de formación de los futuros pensadores clásicos supo ejercer una influencia inestimable. La senda de Aristóteles da testimonio del modo en que una escuela de pensamiento puede ayudarnos a alcanzar la eudaimonía, esa felicidad que consiste en realizar plenamente nuestro potencial. Las enseñanzas de Aristóteles no caducan, nos dice la autora. La senda invita a la reflexión pausada, a la contemplación (¡verdadero elogio del tiempo libre!), a analizar las relaciones con el prójimo (amorosas, de amistad, comunitarias), a preguntarnos qué tenemos en común con un pensador de la antigua Grecia, a entender y mejorar nuestra comunicación y a enfrentarnos con serenidad a la muerte.