Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Pieza coral donde las voces de vivos y muertos, de personas y personajes, se atropellan, se travisten de otros o de versiones pasadas y futuras de sí mismos. Antes que apelar a la emoción directa, el correlato hurga en la memoria afectiva que guardamos de cosas y seres, y, en el caso de la frase la tierra baldía, la que guardamos de ese sitio; antes que nombrar el miedo y condicionar nuestra reacción, Eliot muestra el miedo en un montón de polvo; antes que referirse a la soledad y a la muerte, el poeta propone ver los huesos regados en un seco desván.